

Al cumplirse 1.029 días de guerra en Ucrania, un ciudadano uzbeko, uno de los dos detenidos por la muerte Igor Kirillov, habría confesado haber colocado el artefacto explosivo. Una acción, que acabó con la vida del militar ruso de más alto rango asesinado dentro de Rusia por Ucrania, por la que le habrían ofrecido 100.000 dólares y la residencia en un país europeo.
La principal agencia estatal de investigación de Rusia investiga la muerte de Kirillov, acusado por Kiev de usar armas químicas en el frente, como un caso de terrorismo y las autoridades de Moscú prometieron castigar a Ucrania. El servicio de seguridad ucraniano reivindicó la autoría.
Rusia ha afirmado que Ucrania había lanzado repetidamente municiones de fósforo blanco desde aviones no tripulados en septiembre y tener pruebas, pero Kiev lo ha negado.
Moscú ha intensificado sus ataques contra las fuerzas ucranianas que luchan por mantener un enclave en la región rusa de Kursk, donde tropas norcoreanas sufren pérdidas significativas, y ha aumentado la presión en la región oriental ucraniana de Donetsk.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, ha organizado una cumbre sobre Ucrania a un mes del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca.
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