

Según la Organización Mundial de la Salud, los niños de 1 a 5 años tendrían que dedicar al menos tres horas al día a la actividad física, y los de 5 a 17 años tendrían que practicar al menos una hora diaria de ejercicio. Sin embargo, según un estudio reciente que abarca 29 países, los niños de 3 a 12 años dedican una media de 60 a 165 minutos al día a jugar al aire libre.
De acuerdo con una publicación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), la conclusión es la misma en el estudio Global Matrix 4.0 publicado en octubre de 2022 por la Alianza Global de Niños Activos y Saludables (Active Healthy Kids Global Alliance), que evalúa la actividad física de niños y adolescentes en 57 países y seis continentes. ¿El resultado? Los niveles son claramente insuficientes en todas partes.
“La noción del juego es tan capital para chicos, que el derecho al juego está contemplado en la Convención sobre los Derechos del Niño de las Naciones Unidas. La particularidad del juego exterior es que incluye actividades de elección libre, espontáneas, autónomas y lúdicas, lo que fomenta el desarrollo socioemocional, cognitivo y físico de los niños”, indica el documento.
Además, subraya que es bueno para la salud. “Los que practican actividades físicas en los niveles recomendados tienen menor riesgo de padecer enfermedades crónicas como obesidad, enfermedades cardiovasculares y diabetes. También tienen mejor salud mental, mejores funciones cognitivas y ejecutivas, y un bienestar general superior”, resalta.
Es por ello que la psicóloga Deisy Gutiérrez brinda algunas sugerencias para realizar actividades en casa con los chicos. Una manera práctica, barata y entretenida para ayudarles a fortalecer sus áreas de motricidad gruesa-fina, cognitiva y socioafectiva.
Por ejemplo, para el área de psicomotricidad gruesa, Gutiérrez recomienda realizar actividades físicas como: caminar sobre una línea recta o borde, saltar, correr, jugar con pelota liviana, lanzar hacia arriba y atrapar, bailar con coreografía, regar las plantas, ayudar a poner la mesa para almorzar y hasta sacar al perro a caminar.
“Al realizar actividades de motricidad gruesa, los niños fortalecen sus músculos, aprenden a mantener el control de sus movimientos, ejercitan su equilibrio y coordinación. Es el primer paso para ejercitar los músculos más finos. Un niño que no controla bien su cuerpo, tendrá más dificultades de aprender a escribir o de concentrarse en la escuela”, advirtió la psicóloga infantil.
En cuanto a la motricidad fina, Gutiérrez indicó que son movimientos más pequeños y requieren coordinación del ojo y de la mano, “es importante porque permite un buen manejo de los dedos, para una buena escritura del niño(a), al realizar movimientos precisos”.

Para ello, recomienda amasar con plastilina casera, pintar, dibujar, colorear, recortar y hacer un collage con revistas viejas. “También es importante que aprendan a doblar su ropa y guardar“, apuntó la experta.
La psicóloga también sugiere la estimulación cognitiva, puesto que ayuda a mejorar la capacidad mental de un niño, en cualquier etapa de su vida. “Se trabaja áreas de la memoria, lenguaje y la atención, a través de actividades como cantar, juegos de mesa (ludo, damas, ajedrez, dominó, armado de rompecabezas en familia, adivinanzas, sopa de letras, búsqueda de diferencias, juego de palabras que empiecen con “A” . Así como también acompañar a mamá hacer las compras de los alimentos para la familia“, resaltó la profesional.
Sobre el área socioafectiva y su desarrollo de forma adecuada, la psicóloga infantil indicó que el niño tendrá confianza en sí mismo, mayor autocontrol y autoestima. “Los juego de roles, inventar un cuento con valor, teatro y hasta ayudar en los quehaceres del hogar, son importantes”, apuntó Gutiérrez.
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